domingo, 3 de octubre de 2010

Invasión de telemarketing

No hay nada más molesto que escuchar el sonido del teléfono cuando estamos muy ocupados, y mucho más irritante todavía es que, al atender, pensando que es  una llamada importante, descubramos que se trata de un vendedor de una empresa telefónica que nos quiere convencer, a toda costa, de que nos conviene contratar  un plan de telefonía celular o de Internet de banda ancha.
Los ejemplos son numerosos: las citadas empresas telefónicas, de televisión por cable, de educación privada, aseguradoras, encuestadoras, etc.
El malestar es enorme  porque invaden nuestra privacidad, nos interrumpen en nuestras tareas  y nos hacen perder nuestro valioso tiempo.
El mismo efecto producen los constantes mensajes de textos con publicidad en nuestros celulares.
No me parece efectivo este método publicitario que logra que, en lugar de desear comprar ese producto,  nos dé ganas de insultar al vendedor, aunque, muchas veces, se trate de una cinta grabada y no podamos cumplir con nuestro deseo. Sólo, nos queda cortar lo más rápido posible.
En algunas ciudades (Buenos Aires y, más recientemente, Rosario) existe un registro de personas que, voluntariamente,  se inscriben para que sus números de teléfonos no puedan recibir este tipo de llamados. El inconveniente es que se trata de un trámite personal y mucha gente no está dispuesta a concurrir a una oficina para realizarlo.
Creo que nuestros representantes deberían encargarse de este tema  que incluye  la protección de datos personales y el respeto  a la intimidad.
Cabe recordar  que el Código Civil dice, en su artículo 1071 bis, que: "el que, arbitrariamente, se entrometiere en la vida ajena,  perturbando, de cualquier modo, su intimidad, será obligado a cesar en tales actividades y a pagar una indemnización que fijará, equitativamente, el juez, de acuerdo con las circunstancias".
Sería bueno que aprendiéramos a defender nuestros derechos y que no tuviéramos que resignarnos  y seguir tolerando esta invasión.
Para terminar, poniendo un poco de humor al asunto, veamos cómo se resuelve este problema en manos de un comediante americano.

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