martes, 31 de mayo de 2011

Con la marca bajo la piel


Por Sylvana Enrique


Los tatuajes se han convertido en una moda y una práctica común en esta época postmoderna.
Nunca antes habíamos estado en un contexto en el que pudiéramos elegir tanto y que tuviéramos una multitud de opciones donde escoger.
En nuestros días contamos con cierta libertad, permisividad y posibilidades de elección y la preocupación por el cuerpo, actualmente, ha adquirido grandes dimensiones y se ha desarrollado un culto en torno a él.
Hoy el sujeto y la subjetividad tienden a ser concebidos como situados en el cuerpo y, este último, ha empezado a entenderse como producto de una construcción cultural, social y política.
Dentro de este marco, el tatuaje es una elección más y posibilita percibir la sensación de que se evade la estructura disciplinaria y se transgreden las normas establecidas.
El deseo de reconocimiento lleva al sujeto a utilizar un elemento estético, erótico y afectivo como es el tatuaje, herramienta de adorno que puede dar idea de pertenencia a un grupo determinado, otorgar estatus en dicho círculo y ser considerado, además, como un componente artístico.
Dentro de las posibles opciones es algo bastante habitual el tatuarse el logo de una marca con la cual el sujeto se siente identificado, mostrando adhesión y fanatismo hacia la misma. Es una evidencia de pasión, entusiasmo y admiración, que lo lleva a perpetuar dicha imagen en forma indeleble bajo su piel.
Para algunos, esta práctica puede ser una demostración de una patología psicológica, para otros, es solo un elemento estético, una búsqueda de reconocimiento y de aceptación dentro de un grupo. 
Se pueden tener diferentes opiniones al respecto pero el hecho es que muchas personas muestran su amor por una marca llevándola grabada, definitivamente, en alguna parte de su cuerpo, que exhiben con orgullo, despertando admiración o rechazo pero nunca indiferencia.
Quien se tatúa no pasa desapercibido, y en esta época en que todo dejó de asombrarnos, lograr producir un efecto, sea cual fuere, es algo a lo cual muchos aspiran y solo los más creativos pueden conseguir, aunque, para ello, se requiera pasar por el momento doloroso, de cierto placer masoquista, que conlleva el poder ostentar un tatuaje en alguna porción de la piel.
Como muestra de tatuajes de marcas he realizado un video donde se pueden observar algunos ejemplos de los mismos. Unos resultan estéticos, otros desagradables, la opinión dependerá del espectador... 
¿A usted qué le parece?


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