Por Gisela Nicosia
Red social. Cientos de jóvenes no vinculados comercialmente con
la marca crearon videos y spots de admiración por la nueva golosina.
Casi sin publicidad, Toddy –la histórica marca argentina de
chocolate en polvo para hacer chocolatada– genera con sus nuevas
galletitas un verdadero fenómeno de consumo juvenil.Las galletitas se lanzaron en marzo y desde ese momento cada vez son más los que expresan su fanatismo en las distintas redes sociales. PERFIL analizó las causas y razones de esa fiebre por unas –después de todo– simples galletitas de vainilla con chispas de chocolate. ¿Tienen algo en especial? ¿Por qué dio tanto rédito la campaña del llamado marketing viral?
Para la especialista en marketing Mariela Mociulsky, encargada de la agencia Trendsity, la empresa que las produce utiliza una doble estrategia. “Por un lado su sabor gusta mucho en los jóvenes. Pero por otro lado recupera lo retro, utiliza la nostalgia, y brinda seguridad para las madres que ya conocen la marca”, explica.
Las Toddy son furor en las redes sociales: tienen varias páginas de fanáticos en Facebook en las que suben fotos con sus paquetes y cuentan la experiencia de comerlas mientras están con amigos o miran la tele. En la cuenta oficial superan los 59 mil seguidores, además de las autogeneradas por los seguidores. También en Twitter se habla de ellas y se generó un hashtag –una palabra clave que unifica un tema con distintos usuarios– que reclamaba mayor distribución de la golosina ya que hacia mayo no era posible encontrarlas en los supermercados: #NoSoportonoconseguirlasgalletitastoddyporningunlado.
¿Por qué no se conseguían en los kioscos ni en los supermercados denominados “chinos”? Hubo varias hipótesis: que hubo conflicto judicial con su rival (Pepitos), que era otra manera de hacerlas deseables y que usuarios desesperados habían comprado cientos de paquetes; todos rumores.
Gonzalo Muente, gerente de marketing de Pepsico Cono Sur, que las produce, develó el misterio: “Hubo un desabastecimiento ante tanto consumo. Superó nuestra expectativa, no fue estrategia ni algo planificado, y no tenemos ningún conflicto con competidoras”, dijo. Además aclaró que su estrategia fue no utilizar publicidad masiva en medios nacionales. “Difundimos nuestro mensaje en los medios digitales porque apuntábamos a un consumidor juvenil, y lo logramos. Los jóvenes están en las redes y fuimos donde están ellos”, afirmó.
Los mismos fanáticos hacen la publicidad. Juan Farrell tiene 17 años, y las conoció por Facebook por las fotos que subían sus amigos. “Las quise probar de tanto ver cómo otros las comían y cuando no se conseguían averiguaba para conseguirlas por medio de los grupos on line. Mis amigos recorrían supermercados para comprarlas y se armaban su stock”, asegura, y pese a que son sus favoritas reconoce que el fenómeno es parte de una moda juvenil.
Ivana Gatica, docente de secundaria, es testigo del furor de las galletitas con sus alumnos. “Algunos compran más de diez paquetes para toda la semana y suben fotos enloquecidos”, explica y agrega: “Lo llamativo es que en todos los negocios cobran un precio distinto, depende de cuánto le cueste conseguir el producto al comerciante”, concluyó. Sobre la variación de los precios en MercadoLibre se pueden encontrar distintos avisos donde venden los paquetes de galletitas hasta por el triple de su valor original, entre $ 15 y $ 17. Como si fuera poco, en YouTube hay videos de distintos grupos de adolescentes que cuentan su experiencia de consumo del producto, además de canciones a la galletita, noticieros que reclaman la aparición de la golosina y anuncian caos si no aumenta el stock en las góndolas.
“Encontramos fanáticos que revendían galletitas mordidas por famosos, como Ricardo Darín, es increíble y nos parece muy divertido”, finalizó Muente.